EL HOGAR EN LA MONTAÑA La Casa Altazor Tesis
de Maestría de Francisco Pinzón Riaño
Fuego,
fuego, fuego del hogar de abajo, fuego del hogar de
[arriba;
luz
que brillas en la luna, luz que brillas en el sol,
estrella que
abrillantas la noche, estrella que hiendes la luz,
[estrella
fugaz,
espíritu del trueno, ojo brillante de la
tempestad,
fuego del sol que nos da la luz,
yo te llamo,
fuego, para la expiación, fuego, fuego!
Fuego que pasas y todo
muere detrás de tus huellas,
fuego que pasas y todo vive detrás
de ti.
Los árboles quemados, cenizas y cenizas,
las
hierbas crecidas, las hierbas fecundadas.
Fuego amigo de los
hombres, yo te llamo, fuego, para la
[expiación.
Fuego, yo
te llamo, fuego protector del hogar.
Tú pasas, ellos son
vencidos, nadie te supera.
Fuego
del hogar, yo te llamo para la expiació(1)
Léopold S. Senghor
Representación
como resultado. Fresco pompeyano, Dibujo de Rogelio Salmona La síntesis del hogar, el fuego sagrado que puede hilar lo universal, lo social, lo político y lo histórico por medio de la razón, se ve representada en un uno de los últimos proyectos de Rogelio Salmona; una casa en la montaña que evoca poesía y lleva el nombre de Altazor, el personaje de Vicente Huidobro que es capaz de viajar libremente por el tiempo y el espacio. A partir de la orientación, la postura y la experiencia, la obra de Salmona busca enlazar la actividad cotidiana con ciclos temporales más allá de la experiencia humana, a fin de constituir signos culturales que fundan un lugar análogo a lo sagrado. En Altazor se da el juego entre el vacío y el todo (materia - espacio), entre lo cotidiano y lo sacro, entre la postura y la orientación. Se refleja una indagación más allá de la arquitectura para comprender las nociones del tiempo y espacio de una época. El patio cuadrado de la casa, delimitado por superficies de vidrio, representa el sortilegio y la incertidumbre a través de reflejos infinitos que superponen el paisaje y la experiencia humana con los ciclos del sol. En esta búsqueda, la orientación de los proyectos es una premisa compositiva que se fue afinando progresivamente en la obra de Salmona con el fin de disponer atmósferas donde la luz, la sombra, los brillos y los reflejos, configuraran umbrales poéticos que entraran en resonancia con el lugar natural (la geografía) y con la memoria (la historia), a partir de conjugar los ciclos marcados por el sol, que denotan signos culturales y colectivos, y los ritmos del cuerpo, que definen la experiencia individual.
En el patio de la casa Altazor se da una representación única en la obra de Salmona, es el único patio cuadrado que se cierra por sus cuatro costados con superficies en vidrio y en el centro el ser humano se puede situar y dirigir su mirada al horizonte para descubrir su reflejo. Allí, en el centro del hogar, la vista enfoca los ojos del sujeto creativo (2), el punto de partida y de llegada de la percepción que construye las nociones de espacio y de tiempo. Entre transparencias y reflejos, el pensamiento construye múltiples nociones espaciales en un instante. Los atardeceres de los solsticios señalan el lugar del fuego, un centro donde el humano se puede situar. La diosa Vesta es representada en los rayos de sol que iluminan la razón. La razón se vuelve fuego. En esta Casa el sujeto toma el lugar del hogar y cambia su experiencia, se enaltece en su altar, altar construido para poner los ciclos humanos en sincronía con los tiempos del cosmos. El sol ilumina el pensamiento, el origen donde los estímulos del ambiente entran a través de los sentidos para armar una representación del entorno. Este es el eje vertical del que habla Schmarsow (3), el sitio del sujeto que permanece vacío, y capta las señales del ambiente para armar su espacio y su tiempo. En Altazor se da la representación del principio de incertidumbre, el punto de partida y el punto de llegada. Una incertidumbre que evoco poesía y que fue hecha concreta por la intencionalidad tecnológica de la época y de la cultura que vio florecer su obra. A través de las luces estructurales que permite el concreto, y el juego de percepciones superpuestas que da el uso del vidrio, Altazor es sinécdoque de la incertidumbre del pensamiento humano sobre la tierra y bajo el cielo donde transcurren los ciclos del sol y de la luna. Simultáneamente se superpone el paisaje enmarcado por la arquitectura y el paisaje que se construye en la virtualidad de los reflejos.
Altazor es sol, un vacío que emana calor. Altazor es razón, un vacío que emana representaciones. Altazor es una representación del universo que se arma en la razón y circunscribe el cosmos.
En un mundo banalizado como el de hoy —pero inevitablemente nuestro— tan entregado al dinero y al lucro, hacer arquitectura al servicio del hombre es la manera de seguir siendo esa última figura de un humanismo para nuestra sociedad pero, además, hacerla para crear nuevos esplendores de lugares posibles y de memorias retenidas, para no perder el hilo de la historia (4)
Rogelio Salmona
Notas de pie de página: 1
El fuego de los Bantúe. En el corazón de África negra y profunda,
los bantúes cantan al espíritu del fuego. Ese canto ancestral ha
sido recogido por la literatura ágafra y transmitido de generación
en generación, para que jamás sea olvidado, para que su ritmo sane
y cure a los que andan perdidos en medio de la noche… Léopold S.
Senghor, recogió hace años esa mirada. |
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